La verdadera felicidad es algo profundo que no depende de nada ni de nadie. Está dentro tuyo y la meditación es una buena forma de encontrarla.
El placer dura poco y depende de muchas circunstancias: con quién estamos, qué hacemos, dónde estamos, qué cosas tenemos, etcétera.
Normalmente buscamos placer y lo confundimos con felicidad, por eso sufrimos.
Lo que nos da placer suele ser pasajero, te hace decir ¡Wauuu! pero empieza y termina. Y cuando se acabó, queremos otra cosa, otro ¡Wauuu!
La pasamos bien, pero es una búsqueda interminable: otra pareja, nuevos amigos, más dinero. En cambio, la verdadera felicidad es permanente, no termina, no depende de otras personas o circunstancias.
Es una sensación de alegría, paz, bienestar en tu cuerpo y tu mente y fomenta tus cualidades positivas.
Ahora elegí un momento de tu vida en el que sería bueno sentirte así e imaginate estando en esa situación, sintiéndote realmente feliz…
Tomá la decisión de sentirte así, feliz cuando llegue ese momento.